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Este artículo es de hace 6 años

Hablar de memoria

Los chimpancés son seres benditos pues no recuerdan con nuestra encarnizada memoria.
Víctor Hurtado Oviedo

Don Luis de Góngora y el Inca Garcilaso de la Vega compartieron el estado eclesiástico, el lugar y el tiempo más que las costumbres, si malo fue el loco afán de don Luis por las fiestas bravas. Él corría a la Corredora, oblonga plaza cordobesa donde se toreaba. El obispo le había prohibido esa conducta impropia, mas don Luis no obedecía: es que, si uno se salva por sus obras, quien lea las de Góngora sabe que don Luis ya se ha salvado; tan magníficas son que él entró en el Paraíso con derecho a llevar a tres amigos, y quizá fueron toreros. En sotana acudía él a los toros. Había entonces tal demasía de clérigos que ir en sotana era la mejor forma de pasar incógnito. Góngora llegaba a la fiesta de sangre y gritos, y el diablo lo tentaba con la suerte de la muerte entre él y el toro, media luna de las armas de su frente. Si don Luis hubiese toreado con la sotana, le habría salido a un toro rojo.

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El Inca Garcilaso era varón más comedido (así se decía entonces). Religioso también (de órdenes menores), se cruzaba con don Luis en el universo moro de la Mezquita que encierra a la catedral de Córdoba; pero más se dedicaba a recordar su viejo-nuevo país americano. Al recordar, olvidaba. El Inca sabía que los años de exilio no gastan en vano, y que hasta el idioma quechua de su madre se le disolvía en el tiempo: “Reprendiendo yo mi memoria por estos descuidos, me responde que por qué la riño de lo que yo mismo tengo la culpa, que advierta yo que ha cuarenta y dos años que no hablo ni leo en aquella lengua”. El idioma es la memoria.

Cuenta el antropólogo norteamericano Marvin Harris que unos científicos enseñaron a unos chimpancés a expresarse usando fichas que contenían figuras. Nuestros primos alcanzaron sutilezas: burlas e insultos, y hasta enseñaron a otros chimpancés el empleo de las fichas. Empero, sin intervención humana, los hijos de los chimpancés aprendían menos signos que sus padres: olvidaban. El nuevo idioma se extinguió en los jóvenes. Los chimpancés son seres benditos pues no recuerdan con nuestra encarnizada memoria. El idioma nos hace y nos da fondo y tiempo. Hablando de tiempo, el idioma es nuestro pasado presente.

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Esta es una columna
El análisis y las expresiones vertidas son propias de su autor/a y no necesariamente reflejan el punto de vista de EL PERFIL
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Víctor Hurtado Oviedo Colaborador de EL PERFIL
Estudió Historia en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es miembro correspondiente de la Academia Peruana de la Lengua....
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