Christine Lagarde, la más más del Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo en una entrevista con el períodico Financial Times referida al préstamo del organismo internacional a la Argentina: “Si el presidente Macri incluye reformas serias en su plan, entonces las vamos a analizar”. Quiere decir, supongo, que cuando aprobaron el plan de ayuda a la Argentina o bien no lo analizaron seriamente serio o bien sólo estaban apuntalando a un compañero de ruta, en esto de empobrecer a las mayorías, como es el desangelado presidente Mauricio Macri.
En todo caso el FMI comprobó, habiendo transcurrido sólo el primer tramo del préstamo, que la Argentina no pudo cumplir las metas propuestas.
Un dibujo humorístico publicado por el diario argentino Página 12 muestra a Lagarde preguntándole a Macri “¿Y qué pasó con los 2900 millones que ya desembolsamos?”, y a éste respondiéndole “Se los robó Cristina”. Esta expresión de humor retrata, como pocos discursos lo pueden hacer, la realidad que ha vivido y vive el ineficiente gobierno neoliberal y conducido por CEOS con escasa experiencia política.
La responsabilidad por todo problema, aunque ellos estén en el gobierno desde hace más de 2 años, la remiten al gobierno kirchnerista. Y aquí se desnuda la paradoja, Argentina recibe un préstamo muy elevado del FMI porque durante el gobierno de los Kirchner el país avanzó, cumpliendo verdaderos récords, en el proceso de desendeudamiento. Fue el país que más logros tuvo en ese campo aunque la prensa se ocupe de ocultarlo.
Al igual que se oculta que durante los 12 años de administración kirchnerista se obtuvo un extraordinario balance en la repartición de la riqueza entre el capital y el trabajo. Esas conquistas, que permitieron mejoras en los campos de la salud, la educación y la vivienda y, en este caso particular, de la ciencia y la tecnología.
Hoy, gracias a la desgracia de tener medios de comunicación vinculados o siendo parte del gran poder económico y financiero, esas conquistas pueden ser mal vistas, en algunos casos, incluso por quienes se benefician de ellas. La dictadura mediática es más silenciosa y efectiva que los golpes de Estado y apunta a beneficiar a los mismos que beneficiaban de los golpes.