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Este artículo es de hace 6 años

Las deudas de Salaverry

La columna de Javier Arévalo
Javier Arévalo

Por lo pronto, Salaverry le debe al país no solo una explicación. Todo el país sabe que Salaverry le debe su nacimiento político al APRA. Fue candidato para Trujillo, pero perdió. Aunque no lo perdió todo, felizmente para él, y no necesariamente para los vecinos, varios de los candidatos compañeros ganaron alcaldías y, como por un tubo, Daniel Salaverry Villa Constructores tuvo, en el año 2011, ingresos por más de 9 millones de soles en tres contratos de tres distritos de La Libertad: Virú S/ 1’233,261, Longotea S/4’319,864 y Marcabal S/3’491,557, todos administrados por compañeritos de la estrella.

En total, desde el 2011 hasta el 2014, la constructora obtuvo ingresos por S/22’570,053.

Y, al parecer, ninguna deuda podría haberse generado a partir de esto, salvo que la prensa puso en evidencia que el asesor del congresistas Salaverry, el señor Luis Fernando Calderón Carbajal, había integrado el comité de selección que entregó la obra a DSV Constructores, que le reportaría a las arcas de Salaverry cuatro milloncitos de soles.

Salaverry tenía una deuda consigo mismo, quería ser político encumbrado. Dejó al APRA y sus migajas, y dadas sus cualidades y habilidades para hacer contratos con el Estado, ganar buenas pros y practicar el perro muerteo, fue admitido como postulante en Fuerza Popular: con esos méritos, estaba contado que los votantes fujimoristas lo reconocerían como a uno de ellos.

Pero algo ha pasado en el Congreso, con la cabecilla y todo su comando mayor en la cárcel, con las pruebas de que Fuerza Popular maneja internamente una lavandería privada que cobra con votos en el Congreso, Salaverry, luego de ser elegido presidente de ese poder del Estado, dio un paso al costado, y otro paso, y otro pasito, y luego se puso a saltar lejos de la bankada.

Cuando Bartra se enteró que Salaverry dio pase a las formaciones de bancadas nuevas en el congreso, insistió en que pague sus deudas.

Micky Torres le recuerda siempre que le debe lealtad al partido político que lo llevó al Congreso.

Las deudas persiguen a Salaverry: varios reportajes dan cuenta que la empresa que creó le debe a la Sunat, a los seguros, que le deba a proveedores, y que, incluso, le debe todo a su educación.

Recibió un Congreso en el piso más bajo de su desaprobación, pero en noviembre pasado su gestión hizo que diecisiete de cada cien peruanos creyera que es aceptable. Dicen que comentó al oficial mayor mientras examinaba las cifras de Ipsos-Perú: "Es una deuda que tenía con el Congreso y mis votantes".

Eso no significa que el país le ha dado un cheque en blanco. No ha saldado su permanencia en Fuerza Popular, aunque dicen que solo es cuestión de tiempo para que renuncie, pero al parecer, ha prometido hacerlo morosamente, a plazos, por cuotas mensuales. A ver si cumple.

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El análisis y las expresiones vertidas son propias de su autor/a y no necesariamente reflejan el punto de vista de EL PERFIL