La fórmula fujicerronista y sus satélites, que con 77 votos acaban de ganar la Mesa Directiva del Congreso, tienen objetivos claros: cuidarse entre los integrantes las espaldas de los casos judiciales en curso, atender con prioridad los intereses particulares de quienes lo han ayudado llegar al poder y hacerle el juego a la dictadura de Dina Boluarte, que hace agua por todos lados.
La Mesa Directiva del Congreso, ahora encabezado por el cuestionado legislador de Alianza para el Progreso Alejandro Soto, carece de una agenda legislativa que pueda ayudar al país a salir de la crisis en diversos aspectos. Es una Mesa Directiva que posiblemente agrave el nivel de desaprobación del Parlamento. Carece de horizontes claros y de propósitos a favor del país.
Lo evidente es que los sectores más antidemocráticos del Parlamento han tomado la Mesa Directiva y no cabe ninguna esperanza de cambio en relación con la ruta que siguieron los integrantes de la directiva anterior. Nuestros padres de la patria de ahora son apenas hijos obedientes de los que realmente gobiernan este país.
La Mesa Directiva está a la altura del Gobierno y es muy probable que Dina Boluarte y Alberto Otárola ya saben cómo entenderse con los elegidos hoy porque la prioridad para ella y su premier no es sacar adelante al Perú, sino durar en el cargo el tiempo más largo posible a fin frenar sus luctuosos casos judiciales en su contra.
El congresista fujimorista Hernando Guerra-García, uno de los integrantes de la plancha que ganó hoy, se perfila como serrucho de Alejandro Soto. Guerra-García es un conocido alfil de Keiko Fujimori, quien seguramente debe estar festejando con la victoria de sus aliados.
Teniendo en cuenta las variaciones que sufrió la Mesa Directiva que deja el cargo nada asegura que Alejandro Soto, Waldemar Cerrón, Hernando Guerra-García y Rosselli Amuruz, integrantes de la plancha arroz con mango, continuarán en el cargo hasta cumplir su gestión.