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Este artículo es de hace 6 años

Mi homenaje a Cristóbal Colón

(De mi novela El oro de Atahualpa, Lima, Grijley, 2012, Adenda)
Jorge Rendón

La conquista hispánica incorporó a los pueblos de América a la historia de los reinos de España, hasta que estos pueblos, transformados por la dominación, lograron su independencia en el siglo XIX. El episodio del cual arranca esta inserción fue el descubrimiento de América por Cristóbal Colón, coetáneo con la reconquista de Granada y con la expulsión de los judíos de los reinos de Castilla y Aragón. Sus protagonistas, en la cúspide, fueron los Reyes Católicos: Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. […] El proyecto de Cristóbal Colón se inscribe en este contexto. Decepcionado por el desinterés de los Reyes Católicos, y luego de rogar a unos y a otros para que intercedieran ante ellos, Colón estaba a punto de marcharse a Francia en 1486, cuando conoció a Luis de Santángel, un judío converso de Valencia empleado en la corte de Fernando de Aragón. Y fue este quien, avizorando la importancia del proyecto, decidió financiarlo con su propio peculio, y entregó a los Reyes Católicos un millón ciento cuarenta mil maravedís sin intereses para la expedición, a ser pagados con rentas castellanas que él mismo se encargaría de cobrar. Quinientos mil maravedís fueron aportados por Alonso de Quintanilla, de los cuales Gianotto Berardi contribuyó con ciento ochenta mil. Una parte más pequeña la suministró Martín Alonso Pinzón. Asegurado el dinero, los Reyes Católicos suscribieron la Capitulación de Santa Fe, el 17 de abril de 1492, por la que se reservaron el quinto de cuanta riqueza y bienes aportase la expedición de Colón, y concediendo a este los títulos de almirante, virrey y gobernador general de los territorios que descubriera o ganase durante su vida, así como la décima parte de los beneficios obtenidos, y un diezmo de las mercancías que hallase, ganase y hubiese en los lugares conquistados. Este documento fue refrendado por Luis de Santángel, secretario y hombre de confianza del rey Fernando. Luego, Colón pudo armar tres carabelas y reclutar la gente necesaria, con las que se dispuso a navegar hacia el oeste con la idea fija de llegar a las Indias, dando la vuelta a la tierra, que para los demás era plana. Fijó como fecha de partida del puerto de Palos de la Frontera, sobre el océano Atlántico, el 3 de agosto de 1492, pero ordenó que la tripulación estuviese embarcada a las once de la noche del día anterior, que coincidía con el último que los judíos podían estar en los reinos de Castilla y Aragón. Llevaba varias decenas de ellos como tripulantes y expedicionarios. Él mismo jamás se había descuidado en mantener en el secreto más absoluto que era un judío oculto. No bien llegó la medianoche, la soldadesca y el populacho, conducidos por los monjes, salieron a cazar judíos. Colón avistó tierra tras setenta días de navegación, luego de un conato de motín, promovido por algunos tripulantes, atemorizados por la duración del viaje, que habían decidido tirarlo por la borda si antes de tres días no tocaban tierra. Era el 12 de octubre de 1492. Pese a ser Cristóbal Colón el descubridor de un inmenso continente, este no recibió su nombre, ni la Corona española, principal beneficiaria de su hazaña, le rindió el homenaje que merecía. Al contrario, en su tercer viaje, el gobernador de las Indias, nombrado deslealmente en su reemplazo, Francisco de Bobadilla, lo devolvió a España cargado de cadenas, obedeciendo a los Reyes Católicos. Fue el cartógrafo italiano Américo Vespucio, avecindado en Sevilla, quien advirtió que Colón le había entregado al mundo un nuevo continente, al que designó con el título de su obra, publicada en 1504, Mundus Novos, de la que se hicieron innumerables ediciones y traducciones en Europa. Al año siguiente, insistió en esta afirmación en su libro Cartay, en 1507, el cartógrafo alemán, Martin Waldseemüller, denominó al nuevo continente América en honor a Américo Vespucio, a quien atribuyó, erróneamente, su descubrimiento. Y así quedaron las cosas para siempre.

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El análisis y las expresiones vertidas son propias de su autor/a y no necesariamente reflejan el punto de vista de EL PERFIL
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Jorge Rendón
1931, Arequipa. Doctor en Derecho por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Docteur en Droit por la Université...
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