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Este artículo es de hace 2 años

No traten de maquillar la dictadura de Morales Bermúdez

Tres estampas del gobierno de Francisco Morales Bermúdez.
Christian Humberto Wiener
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Luego del histórico paro nacional del 19 de julio de 1977, que obligó a la dictadura militar a presentar su cronograma de “retorno a la democracia”, a pesar de que no querían dejar el poder, se dio un decreto en venganza para permitir el despido de todos los dirigentes sindicales y populares que habían impulsado la medida de lucha. 

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El resultado fue una razzia del pujante movimiento laboral, en plena crisis económica, que significó el inicio de su descabezamiento, que terminaría poco más de una década después con la autocracia fujimorista. 

En resumen, quienes se jugaron por el cambio y la democracia no fue el gobierno militar que traicionó los cambios sociales de la primera fase, reprimiendo a los que protestaban con saña y censura, sino los trabajadores organizados y el pueblo, que perdieron sus trabajos, y en algunos casos su vida, por acabar con la dictadura. 

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tacnazo
Miembros del Ejército por las calles de Tacna en 1975 tras el golpe militar realizado por Francisco Morales Bermúdez contra Juan Velasco Alvarado (Foto: Archivo)

Segundo, en junio de 1980, faltando poco para la entrega del gobierno nuevamente a Fernando Belaúnde, fueron secuestrados en Lima por el gobierno de Morales Bermúdez tres militantes del movimiento Montonero de Argentina, en una actuación conjunta con la sanguinaria dictadura militar de Videla. Luego fueron torturados por los servicios de inteligencia del ejército, y sacados clandestinamente por la frontera con Bolivia (donde había otra dictadura militar) para aparecer muertos en una oscura habitación de Madrid. 

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Fue la aplicación del Plan Cóndor en el Perú, por un gobierno que se decía nacionalista y cantaba “Contigo Perú” (compuesto por Polo Campos a pedido del dictador) mientras actuaba en complicidad con una de las más criminales dictaduras de esos años de plomo. Por estos hechos fue condenado en Italia a cadena perpetua, sentencia que nunca se aplicó porque el general se negó a comparecer por sus responsabilidades. 

Plan Condor
Plan Cóndor (Archivo)

La tercera es de tipo personal. En 1979 y yo estaba terminando la universidad, haciendo mis primeros trabajos como profesor en una academia preuniversitaria del centro de Lima. Como al mediodía, caminaba por la avenida Wilson (o Garcilaso de la Vega) cuando una columna de escolares, con sus uniformes rata plomo, irrumpieron en una marcha en apoyo a la larga huelga del SUTEP que conmovió esos años. 

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No faltó mucho tiempo para aparecer la policía con rochabus, tanquetas y carros portatropas para contener a los adolescentes y niños movilizados. En medio de la trifulca y los bombazos logro percibir como dos gorilotes policiales apaleaban sin piedad a una chiquilla de no más de 14 años, y no me pude aguantar, metiéndome a empujar a los abusivos. Fue en ese momento que me tomaron de los brazos otros policías y me golpearon, introduciéndome a la fuerza al camión de detenidos, lleno de escolares. 

Cuando llegué a la Prefectura me informaron que estaba detenido por “agresión a las fuerzas armadas y policiales”, por el empujón, y me pasé la noche esposado a un baño hediondo, mientras muchos escolares lloraban en medio de los insultos y amenazas de sus captores. 

Dictadura de Francisco Morales Bermudez
Francisco Morales Bermúdez y sus ministros (Foto: El Comercio)
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Al día siguiente, me llegaron a liberar sin mayores incidentes, pero me permitió respirar el ambiente nauseabundo de una dictadura en descomposición. A los pocos días se iniciaron las huelgas de hambre de los dirigentes de izquierda y populares en la Casona de San Marcos en solidaridad con las luchas del SUTEP, y el gobierno, nuevamente, tuvo que ceder. Eso, y muchas otras cosas peores fue el gobierno dictatorial de Francisco Morales Bermúdez. Que ahora no traten de maquillar ni ocultar su vena represiva, traidora y cobarde.

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Esta es una columna
El análisis y las expresiones vertidas son propias de su autor/a y no necesariamente reflejan el punto de vista de EL PERFIL
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