Tengo amigos que detestan a López Aliaga y al fujimorismo en todas sus formas, que simpatizan de algún modo con Verónika; pero, cuando ella muestra sus coincidencias con Evo Morales en algunos puntos, se preocupan y dicen: “No creo que esto sume a Vero”.
Lo que pasa es que la campaña de desprestigio contra Evo sigue causando efecto. Esa campaña contra Evo es similar al terruqueo contra Verónika. Es cierto que nadie puede estar de acuerdo con que un presidente se reelija constantemente; pero Evo cambió a Bolivia. Esto es innegable.
Una de las coincidencias de Verónika con Evo es la necesidad urgente de recuperar los recursos naturales. No puede ser que, en el Perú, los peruanos seamos dueños de los recursos naturales solo cuando están bajo tierra, después es propiedad del que los saca. Increíble, pero es así. En Bolivia ya no y, gracias a ello, hay dinero para que la gente no se muera de hambre y progrese.
Otra coincidencia: La industrialización. El Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Argentina, todos nuestros países, tienen derecho a industrializarse. Tienen derecho a darle valor agregado a sus riquezas y basta ya de que se lleven todo afuera y luego lo regresen con valor agregado y con el precio por las nubes. No puede ser que el gas de Camisea no se disfrute en el país y que paguemos más de 40 soles por un balón de gas doméstico.
Democracia plena. Punto clave. Los dos creen en la democracia participativa, en la real, en la que las decisiones surgen de las necesidades de la gente, que las leyes no deben imponerse como acá, sino que deben hacerse con la gente activa, como en Suiza, donde hay referéndum a cada rato.
Valentía y servicio. Los dos entienden que se hace política para servir a la gente y no por el sueldo, el puesto en Francia o la coima. El problema es que, si un político trabaja para la gente, los miserables que piensan con el bolsillo tratarán de tumbar a ese político. A Evo le han dicho narco, terrorista, asesino y otras perversidades más. A Verónika también tratan de bajarla con todo tipo de vejámenes, pero, al final, la gente se va dando cuenta quién miente y quién tiene el don de servicio real. La gente ya no apuesta por miserables como Acuña, cuyos ayayeros tratan de comprar a 10 soles el voto. Hace tiempo Verónika debió salir en la foto con Evo. Hace tiempo. Tal vez el temor al terruqueo la frenaba, pero ahora la candidata está fortalecida y más valiente que nunca.