El sábado 13 de noviembre, centenares de personas se congregaron en la plaza San Martín no solo para recordar las protestas artífices de la renuncia del expresidente Manuel Merino, sino para dar un clamor de justicia por Inti Sotelo y Bryan Pintado, quienes murieron hace un año en pleno ejercicio de sus derechos en las “Marchas del Bicentenario”. Estos fueron algunos de los instantes más importantes de la movilización “Un año sin justicia”.
Entre los numerosos colectivos sociales, partidos políticos (como Nuevo Perú) y la ciudadanía en general, se pregonaba un mensaje en común: la formalización de la denuncia constitucional contra Manuel Merino y sus exministros Antero Flores-Aráoz y Gastón Rodríguez, principales acusados de la muerte del par de jóvenes de 24 y 22 años. Las decenas de protestantes le exigían, de manera ferviente, al Congreso que apruebe la denuncia presentada por la Fiscalía.
Los cánticos tenían nombre y apellido, “Por inti, por Bryan, salimos a las calles”, “Por inti, por Bryan, la lucha continua”, “Por inti, por Bryan, queremos justicia”, fueron solo algunos de los que más se entonaron durante el recorrido. Cómo era de esperarse, se oyeron ciertos coros como el “La sangre derramada jamás será olvidada” y “Urgente, urgente, reforma policial”, dedicados (por supuesto) a los 11 efectivos policiales investigados, presuntos responsables de la muerte de Inti y Bryan.
Uno de los momentos más tensos se dio en las afueras del Palacio de Justicia, cuando un reducido grupo se acercó a la entrada entonando “Palacio de justicia, el pueblo te repudia”, de inmediato la policía les hizo frente a punta de empujones. La reyerta no pasó a mayores. Ante el temor de una posible represión policial o cualquier incidente que atente contra la integridad de los marchantes, se encontraban (muy alertas) los brigadistas, siempre con la disposición y el compromiso de brindar ayuda médica a quienes la requieran.
A priori, podría interpretarse que el ambiente fue (en su totalidad) tenso, pero la marcha “Un año sin justicia” también mostró sus tintes artísticos, y es que la música y baile no fueron ajenos a la causa. Al son de los tambores, tarolas, bombos y quenas, los manifestantes hicieron sentir su voz, coreando algunas canciones de aliento. Las danzas folclóricas, previas a la movilización, denotaron el lado más jacarandoso y efímero de la protesta.
Un 14 de noviembre del 2020, Jordan Inti Sotelo Camargo y Jack Bryan Pintado Sánchez atestiguaron en carne propia el fatal atropellamiento de sus derechos civiles como protestantes. A un año de su partida, los ciudadanos y principales damnificados hicieron notar su apetito de justicia por las víctimas del despliegue policial más represivo del año pasado. Herbert Marcuse solía decir “Por muy pacíficas que sean o vayan a ser nuestras manifestaciones, hemos de contar con que se les opone la violencia de las instituciones”, el homenaje a los llamados “Mártires del Bicentenario” no fue la excepción.