Cojo el teléfono y envío un mensaje. La valentía no me da para llamar en la víspera de una fecha tan dolorosa. Dolorosa para unos cuantos y olvidada para muchos. Es 13 de noviembre por la noche y aunque la experiencia me respalda, la empatía me lo impide. Solo atino a preguntar:
-Hola, Killa. Espero que te encuentres bien.
-Hola, Deyna. Nosotros a mil, pero seguimos resistiendo, responde.
Han pasado dos años desde el asesinato de Inti Sotelo. Inti, el joven de 24 años que salió de casa a protestar en contra del gobierno de facto de Manuel Merino un 14 de noviembre de 2020, y nunca más regresó. El joven que, en lugar de ser protegido por la policía peruana, fue asesinado por ella.
A dos años de su fallecimiento, el Estado peruano rememora el caso solo para mencionar que no existen pruebas suficientes para inculpar a los autores del asesinato de Inti. Esto, de la voz del congresista de Avanza País, Alejandro Cavero, quien argumenta: "El Ministerio Público dice 'la Policía habría hecho esto, pero, ¿cuál es la prueba?’", como si no fuera suficiente haber encontrado una herida de proyectil de bala de fuego en el tórax de Inti.
Sin embargo, no solo una declaración es indignante para la familia Sotelo Camargo. El parlamentario Cavero ha hecho realidad el archivamiento del caso y anulado por completo la posibilidad de encontrar a los responsables. “No queda más por hacer aquí en Perú, solo recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos porque el Estado peruano está permitiendo esta impunidad”, señala Killa Sotelo, melliza de Inti.
Asimismo, la segunda denuncia en contra de los policías involucrados está también en peligro de ser archivada. Dos muertes y decenas de heridos a causa de la brutal represión policial, del 14 de noviembre, pueden ser contenidas en solo disminuir puntos a los agentes policiales. Eso es lo que significa, para el Estado, la muerte de Inti y Brayan: quitarles puntos a los policías.
Más obstrucciones se suman al caso cuando el coronel PNP, Percy Tenorio Gamonal, implicado en la investigación y presente en la zona en la que Inti falleció aquella noche (Av. Nicolás de Piérola con Jr. Lampa), solicita que el asesinato de dos jóvenes sea evaluado como un caso común. Killa sostiene: “Las familias pedimos que este caso sea tomado por un juez especializado en Derechos Humanos. Este es un caso complejo porque implicó la caída de un gobierno legítimo, dos asesinados, una fuerte represión policial y la vulneración de los derechos”.
La familia Sotelo lleva exactamente dos años luchando por justicia para el menor de sus integrantes. La vida continúa para muchos, pero para Luzdilan, Salvador, Pacha y Killa no. Todo cambió cuando Inti, su sol, se apagó.
La madre de Inti, Luzdilán Camargo, recuerda a su hijo como un joven muy cariñoso, conectado con la naturaleza, amante del mar y la bicicleta, y con un espíritu tan libre como él. Era el hijo con el que más compartía y al que días antes de su muerte, veía estudiando y sacando buenas notas en la carrera de Guía de Turismo que eligió después de intentar con muchas otras.
Salvador Sotelo, el padre de Inti, rememora que el 14 de noviembre de hace dos años, no estuvo de acuerdo con que su hijo asista a la marcha. Tuvo un sueño premonitorio con los abuelos de Inti y sintió que su hijo no debía estar ni en el medio ni al final del batallón de ciudadanos protestantes. “Tenga cuidado, Inti, he soñado a mamá y a papá, es peligroso”, fueron las palabras de Salvador. A las que Inti solo respondió: “Todo está calculado”.
Para el mayor de los hermanos, Pacha Sotelo, ver fotos de Inti o ir a visitarlo al cementerio son acciones que él prefiere evitar. Decidió recordar a su hermano en lugares donde fue feliz y la esencia de Inti se ha quedado impregnada en él a través de paisajes y canciones, desde la última vez que lo vio, en la marcha del 14 de noviembre, cuando ambos fueron a protestar.
La familia Sotelo Camargo es una familia especial. Su conexión con la naturaleza se ve reflejada en el nombre de sus descendientes: Pacha, Killa e Inti. Mientras que Pacha inspira la dureza de la tierra, Killa, la templanza de la luna, e Inti la calidez de un sol que se apagó hace dos años.