Estas son horas decisivas para Alan García, pero también para el partido que llevó al poder en 1985 tras largas décadas de lucha legal y clandestina, que le costó la vida, la prisión o el destierro a un sinnúmero de militantes.
Pero a García y a sus allegados parece importarle más su suerte personal que la del partido fundado en 1930 por Víctor Raúl Haya de la Torre. Para eso apelan a modificar las normas sobre lavado de activos y recurren, ahora sí, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), un organismo que antes cuestionaron, para pedir que cese la “persecución política”.
Para otro lado
Turbado ante la posibilidad de que la cancillería uruguaya rechace su petición de asilo, García habría analizado en las últimas horas la probabilidad de irse a otra embajada. De acuerdo al informe enviado por el Ministerio de Justicia, está investigado por los sobornos del tren eléctrico, los de la campaña electoral del 2006, el proyecto de irrigación del Alto Piura y el favorecimiento de la concesión del muelle norte del Callao a la firma DP World Amber BV, nada menos.
“Si no se le da el asilo, él tendría que salir de la residencia de la embajada uruguaya, pero como no tiene orden de detención puede salir en el momento que quiera y dirigirse a la que le parezca”, afirmó el jurista Walter Albán, que ve difícil que ello vaya a ocurrir. Por el contrario, opina que García está jugando todas sus cartas por Uruguay, ya que difícilmente fue hasta allá sin contar con ciertas garantías.
Si eso no ocurre la vería oscuras. “Si el Ministerio Público pidiera una orden de detención preventiva, tendría posibilidades de que esto fuera otorgado porque uno de los elementos más fuertes para otorgarlo es cuando hay riesgo de fuga y él habría como confirmado ese riesgo”, anotó Walter Albán.
Avances
Por el momento, la mayor preocupación del expresidente parece ser que no avancen las investigaciones por haber recibido US$ 100 mil de la famosa Caja 2 de Odebrecht, la caja de las coimas, pago que, de acuerdo a sus acusadores, parece ser parte de las recompensas pagadas por extender las adendas del Metro de Lima, donde según Carlos Nostre, exjefe del proyecto, se pagaron hasta US$ 24 millones en coimas. El triple de lo encontrado hasta hoy.
Si a eso le sumamos que, en las últimas horas, autoridades de la fiscalía peruana y representantes de Odebrecht alcanzaron un acuerdo de colaboración que permitiría la entrega de información clasificada que incluye documentos de los servidores My Web Day y Drousys, en los que se registraban los pagos de corrupción, los temores de García deben haber escalado hasta el infinito.
Otro de los acuerdos es el de la reparación civil que Odebrecht deberá pagar al Estado peruano. Pese a que no trascendió el monto exacto, se supo que no llegaría a los 1500 millones de dólares que pedía la Procuraduría ad hoc. El ministro de Justicia, Vicente Zeballos, ya adelantó que el Perú recibiría, por lo menos, 320 millones de dólares de la constructora como producto de la venta de la hidroeléctrica de Chaglla, en Huánuco.
Coimas
De acuerdo a la confesión de los jerarcas de Odebrecht, confesión que despierta dudas, ellos habrían pagado sobornos en el país hasta por US$ 29 millones, lo que le había permitido obtener beneficios ilegales del orden de los US$ 143 millones. Esas cifras son cuestionables, pues solo en el caso del Metro de Lima se repartieron US$ 24 millones, de los cuales 14 no tienen destinatario.
Otro aspecto que llama la atención de los fiscales es que, entre el 2006 y el 2011, García y Barata viajaron juntos hasta en 23 oportunidades, un hecho que demuestra la extrema confianza que había entre ambos personajes. García era un hombre cercano a los jerarcas de Odebrecht desde su primer gobierno.
Lo que le aterra
Mientras el cerco se estrecha, corren los rumores sobre las rutas de escape del expresidente. El propio Martín Vizcarra se hizo eco de los rumores sobre eventuales nuevos pedidos de asilo diplomático. Y el perseguidor de García, Fernando Olivera, dijo que a él “… lo persigue la verdad, lo atormenta y entra en ataques de pánico porque las pruebas están ya apareciendo”.
Después preguntó: “¿Qué es lo que le aterra a Alan García? Le aterra que Jorge Cuba, a quien ya se le ha probado millones de dólares depositados en cuentas de Andorra por Odebrecht, se convierta en colaborador eficaz”.
Lo cierto es que la suerte de García se define en las próximas horas. Su carrera política está liquidada y la de su partido también parece seguir ese camino. “… lo penoso es que el Apra habría decidido seguir su suerte porque al entrar los líderes de la organización a una comparsa sobre este asunto, tratando de acompañar la decisión de este señor, están también arrastrando al partido a ese mismo deterioro, a esa misma falta de perspectiva política”, concluyó Walter Albán.