A Grace Baquerizo, candidata de Juntos por el Perú al Congreso, la conocen como la Doctora Chamba porque viene de una familia que se las ingenia para salir adelante como lo hace la mayoría de los peruanos. Postula como el número 10 y cree que necesitamos una reingeniería de la Constitución. Aquí sus respuestas.
—¿Qué aporta Sigrid Bazán al avance de Juntos por el Perú?
—Sigrid Bazán es una figura joven de la política. Yo la recuerdo en su papel de dirigente estudiantil en la Universidad Católica, y así como ella hay otras dirigentes sociales, mujeres luchadoras, que están participando en Juntos por el Perú, por lo que tenemos una diversidad de voces y liderazgos que representan muy bien las luchas ciudadanas. Luchas sociales, que vienen ocurriendo en nuestro país por más derechos.
—Pregunto: ¿qué aporta?
—Un gran aporte, es que ella una de las pocas referentes que tiene la izquierda que se han constituido en líderes de opinión, en especial entre la juventud; y ahora esto es importantísimo porque permite dar pelea a los discursos mediáticos antiderechos.
—¿Por qué postula usted al Congreso si este poder del Estado es el más desprestigiado de todos?
—Justamente por eso, porque en su mayoría, llegan al Congreso impresentables y corruptos que terminan dañando al país, legislando a favor de ellos mismos como o a favor de sus financistas. Así hemos tenido bancadas supeditas a la Confiep como es el caso de Fuerza Popular, o las bancadas Telesup donde está Urresti y Cecilia García. La idea es renovar el Congreso y ponerlo al servicio de la gente; de hacer que llegue gente como uno, que represente nuestros intereses y legisle a favor de la gente chamba.
—¿Puede explicarnos qué proyecto de ley presentará si usted saliera elegida?
—Mi principal objetivo será garantizar tres cosas: trabajar para que haya empleos dignos y productivos, fortalecer la fiscalización laboral para evitar maltratos y garantizar la estabilidad laboral acabando con los regímenes que precarizan el empleo. Por ejemplo, para impulsar al autoempleo es necesario que el Banco de la Nación asuma un rol de banca de fomento para los pequeños empresarios y se permita el acceso al crédito barato, hemos visto como se han repartido millones a las grandes empresas casi de regalo. Es hora de que los grandes recursos del país estén al servicio de los que hacen patria desde abajo.
—El congresista Lenin Bazán acaba de presentar un proyecto de ley para que los ciudadanos decidan este 11 de abril si quieren cambiar la Constitución. ¿Está de acuerdo con esto y por qué?
—Es urgente abrir el debate constitucional, pero mucho cuidado que las iniciativas tienen que venir de gente responsable que ponga al país primero. Este Congreso ha demostrado querer siempre hacer todo con "trafa" y jalar agua para su molino. Nosotros, junto a Verónika Mendoza hemos promovido de forma muy sencilla y transparente, una segunda urna donde se le consulte a la gente si quiere una nueva Constitución o no, sin arreglos, sin trampas, ni intereses debajo de la mesa.
—¿Qué puntos en específicos cambiaría usted la Constitución?
—Necesitamos una reingeniería de la Constitución, hacer que el Estado garantice derechos fundamentales como salud y educación; necesitamos que se señale claramente sus obligaciones y no que tan solo los declare dejando que grandes empresas hagan negocio con el acceso a esos servicios médicos o educativos.
Hay nuevas realidades que nos plantean nuevas necesidades para desarrollar nuestras vidas, como es la necesidad de uso del internet. Es innegable de que, para concretar otros derechos como la comunicación, acceso a servicios, educación, etc, requerimos el internet. Por eso, es importante que internet se reconozca como derecho fundamental y el Estado se obligue a que todos los peruanos y peruanas tengamos acceso a ello.
Otro aspecto que debe ser reformado, es el capítulo económico, en especial el papel subsidiario del Estado. Por este rol, el Estado no puede tener actividad empresarial si es que en un área económica ya está presente el sector privado, eso nos limita totalmente y nos deja subordinados a los intereses de grandes empresarios que no piensan en la necesidad del ciudadano, sino si dicha actividad le es rentable o no.