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Este artículo es de hace 4 años

Jóvenes luchan contra el virus y por un trabajo digno

Miles de jóvenes buscan empleo en medio de la segunda ola del coronavirus.
Ana Paula Puerta

Con un padre desempleado y una madre diabética que se expone al virus diariamente, me vi obligada a laborar por primera vez con menos de 20 años. Trabajar en un taller textil durante 8 horas no es nada fácil, tener que aprender a utilizar máquinas de costura para una inexperta como yo puede llegar a ser un poco tedioso al principio, pero una vez que se le agarra el truco, todo se vuelve más sencillo. Así como planchar ropa, luego de varias quemaduras en la mano, puedo decir que ya estoy a punto de convertirme en una experta.

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Cada día me levanto con la esperanza de que la situación empeorada por el maldito virus mejore; sin embargo, todo es en vano ya que cada vez la situación se agrava más.

Así como yo, hay miles de jóvenes que buscan una oportunidad de trabajo digno. La necesidad de un empleo es tan grande que muchas veces, a los miles de jóvenes no les importa cuáles sean las condiciones laborales. Pueden llegar a no tomar en cuenta si el trabajo es formal o informal.

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Un claro ejemplo de esto es el recordado caso de Jovi Herrera y Jorge Luis Huamán, dos jóvenes de 20 y 19 años, que murieron de manera trágica en un negligente incendio en Las Malvinas el 22 de junio del 2017.  Ambos jóvenes apenas habían cumplido 2 meses de haber empezado a trabajar en dicho lugar. Las condiciones de trabajo eran tan inhumanas que los encerraban en un contenedor y solo se les permitía la salida a la hora de almuerzo y cuando debían regresar a casa. 

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Otro caso más reciente es el de Gabriel Campos y Alexandra Porras. Ambos jóvenes, de 18 y 19 años, murieron electrocutados mientras trapeaban pisos en la conocida cadena de comida rápida McDonald’s. Este siniestro caso ocurrido el 15 de diciembre del 2019 causó mucha indignación en la sociedad peruana. Ellos solo querían ahorrar dinero para continuar con sus estudios, pero terminaron sin vida luego de recibir descargas eléctricas por una máquina de bebidas que estaba malograda. 

Por estas situaciones y la de muchos jóvenes peruanos que sufren hoy en día, no se debe olvidar la famosa Ley Pulpín.  La ley tenía como objetivo que jóvenes de 18 y 24 años trabajen para ganar experiencia, sin derecho a un salario, hecho que beneficiaría únicamente a las empresas. Esto habría sido totalmente injusto para los miles de jóvenes que trabajan a fin de ganar una buena remuneración.

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Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), durante el primer trimestre del 2020, a nivel nacional había 2,844,800 jóvenes de 18 a 25 años que tenían un empleo; sin embargo, en el segundo trimestre tras el inicio de la pandemia se perdieron 1,317,100 empleos, lo que genera una caída de -46.3% durante el primer semestre del 2020. Esto ha logrado que el INEI informara que la tasa de empleo informal del Perú ha avanzado a 75,2%, es decir, 7 de cada 10 trabajadores laboran en pésimas condiciones.

La informalidad en el país ha alcanzado su pico más alto en los últimos 8 años, según señaló el INEI. La población peruana espera esperar encontrar nuevas oportunidades de trabajos formales; sin embargo, la segunda ola de coronavirus pone en gran riesgo su salud y su economía.

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