Como excadete del Colegio Militar Leoncio Prado, de la 24º Promoción (1967/1969) y profesor de economía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, siento una grata satisfacción parecida al orgullo por el reconocimiento otorgado al Nobel de Literatura del 2010, por la incorporación de Mario Vargas Llosa a la Academia de Francia, una venerable institución creada en siglo XVII, al servicio de los intereses culturales y materiales galos.
Sin lugar a duda, nuestro escritor es el más universal de todos los escritores peruanos. Él es más leído afuera que en el país. Su obra literaria es vasta, pero a mi criterio me quedaría con “Conversación en la Catedral” y “La Guerra del Fin del Mundo”, como las mejores. A ello se debe sumar sus memorias “El pez en el agua”, libro en el que retrata fiel y fieramente los intereses de la derecha peruana, la más retrógrada de América Latina, por algo fuimos el último Virreinato de España, en las guerras de la emancipación del siglo XIX.
El ser un heredero de la cultura francesa, desde su estadía temprana en la década de los años sesenta del siglo pasado hasta hoy, es un ejemplo de escritor por su dedicación a la literatura a tiempo completo. En lo personal, separo su obra literaria de sus ideas políticas, que dicho sea de paso han transitado desde la izquierda comunista al conservadurismo de derechas, con socialités incluidas.
Como ciudadano del mundo y vocero de los intereses conservadores, podemos discrepar de sus ideas libertarias en un país y continente con las más altas tasas de concentración de la riqueza y del capital. Por ello, otro exleonciopradino como Carlos Malpica le dedicó su obra magna “El Poder Económico en el Perú” de 1989 con estas frases: “Dedico este libro al conocido novelista y novel político MARIO VARGAS LLOSA, para que se informe sobre los intereses económicos y el tipo de ‘Libertad’ que defiende”.
Al margen de la grandeza que pueda tener, rescato en él la disciplina que la aprendió básicamente en el Colegio Militar donde cursó el tercer y cuarto año de secundaria. Este centro educativo militarizado fue recordado gratamente en su incorporación como miembro de la Academia de Francia, y esta noticia fue reproducida internacionalmente.
El ocupar el Sillón 18º de la Academia de Francia, un lugar que en su devenir histórico fue propio de Alexis de Tocqueville el gran pensador de la democracia liberal, de los mariscales Foch y Petain el héroe de la Primera Guerra y traidor de la Segunda Guerra Mundial, entre los más conocidos… Sin lugar a duda, es un reconocimiento a un escritor de 86 años que ha obtenido todos los premios, recibido todos homenajes posibles en vida, honoris causa de las más importantes universidades del mundo, sobre los que ha reseñado bastante la prensa.
Desde tiempo atrás he sido un asiduo lector de la obra de Vargas Llosa, Julio Ramón Ribeyro, Miguel Gutiérrez y, sobre todo, de José María Arguedas, entre otros autores, pues es a través de la literatura que se puede aprehender, captar la categoría de totalidad política, social, la diversidad cultural, económica de una sociedad tan compleja como la peruana.
Es a través de la literatura, sobre todo, de las grandes novelas como “Conversación en la Catedral” y “Todas las Sangres” de José María Arguedas, que se pueden entender explicar los problemas del Perú contemporáneo. En especial la herencia colonial, la discriminación y exclusión de millones de peruanos, como la administración del poder y la relevancia de las dictaduras criollas en la administración del “Estado Empírico” categoría recreada por otro ilustre sanmarquino como Jorge Basadre.
Después de todo la pregunta clásica reproduce las palabras de Zavalita en la “Conversación en la Catedral”: ¿Cuándo se jodió el Perú? ¿Con la invasión y dominación europea del siglo XVI? ¿Acaso con las consecuencias de la guerra del guano y salitre y las pérdidas de las ricas provincias de Tarapacá y Arica? ¿Con las dictaduras políticas necesarias para el sostenimiento del poder oligárquico? ¿Por la ausencia de un Proyecto Integrador Político y Social de unidad entre la diversidad cultural?
Hoy, que el país se debate en una grave crisis política y social, en un desborde popular andino como diría otro ilustre sanmarquino como José Matos Mar, es importante releer la obra de Vargas Llosa y de José María Arguedas que encarnan proyectos diferentes. Como en su momento lo fueron los proyectos políticos sociales de Garcilaso de la Vega y Guamán Poma de Ayala en el siglo XVII.
En el presente en nuestro país en relación con la extensión y profundidad de la crisis política y social es de necesidad estudiar a estos autores. Hoy están en juego las dos opciones de desarrollo político social: La resistencia andina a la globalización mundial que tiene como eje las políticas de libre mercado, agudizada por las contradicciones de la política de corto plazo.
Soy economista de formación y la literatura tanto como la historia me han permitido tener una visión global, una visión crítica de la sociedad peruana y del conjunto de América Latina. Por ello, en esta parte final del artículo quiero refrescar la importancia de dos instituciones que han trascendido en la formación del autor: El Colegio Militar Leoncio Prado (CMLP) y la Universidad decana de América, San Marcos (UNMSM).
Contribución del CMLP
Seguramente a nivel intelectual el nombre de Mario Vargas Llosa sea el más conocido, cursó estudios de 3º y 4º en el Colegio Militar Leoncio Prado. Es el único galardonado con un premio Nobel, y su libro “La Ciudad y los Perros” como novela tiene datos y experiencias de la realidad y la imaginación donde reproduce hechos, personajes, circunstancias inspiradas en la vida cotidiana del colegio. Desde el “poeta” a “pichula Cuéllar”, pasando por la amiga de la noche “la pies dorados” de obligada visita para satisfacer los afanes sexuales de juventud.
En todo caso como lo reconoce el propio autor, su afrancesamiento deviene desde muy temprano con sus experiencias prostibularias en la “sección francesa” del jirón Huatica donde se situaba el burdel más importante de Lima en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado.
Es más, Varga Llosa en su libro “El Pez en el Agua” que tiene como subtítulo Memorias, texto que todo peruano debe leer, le dedica todo un capítulo a su experiencia leonciopradina, en una especie de balance y liquidación reconoce la transcendencia de su paso por las aulas del CMLP.
Es más, afirma que le debe al colegio militar su formación de escritor. Así, escribe: “Entre 1950 y 1951, encerrado entre rejas corroídas por la humedad de La Perla, en esos días y noches grises, de tristísima neblina, leí y escribí como no lo había hecho nunca antes y empecé a ser (aunque entonces no lo supiera) un escritor (…) Además, debo al Leoncio Prado haber descubierto lo que era el país donde había nacido: una sociedad muy distinta de aquella, pequeñita, delimitada por las fronteras de la clase media, en la que hasta entonces viví. El Leoncio Prado era una de las pocas instituciones -acaso la única- que reproducía en pequeño la diversidad étnica y regional peruana”. Así escribe el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa VII Promoción del CMLP
Sin embargo, Vargas Llosa no es el único intelectual de valía en un centro educativo que contaba con los mejores profesores de la época, todos con libros publicados a nivel de texto de circulación nacional editados en la imprenta del CMLP.
Se debe resaltar a otros escritores egresados del CMLP tales como Manuel Scorza Torres autor de “Redoble por Rancas” y “Garabombo el Invisible” donde rescata la heroicidad de los movimientos campesinos y la recuperación de tierras de la década de los años sesenta.
También se formó en sus aulas el ingeniero Carlos Malpica Silva Santisteban, autor de los libros sobre el poder económico y político, siendo su libro emblemático “Los Dueños del Perú”; también se educaron tantos otros como Herbert Morote Rebolledo, César Hildebrandt, Isaac Goldemberg Bay, Carlos Garayar, y la lista sería mayor, etc.
Tradicionalmente se destacan a los oficiales egresados del CMLP que, al llegar a los grados más altos de la jerarquía militar, prestigian a una institución que con sus altibajos ha contribuido a la formación de miles de egresados que conforman una hermandad, una fraternidad por los años formativos y duros pasados en la juventud, con una amistad que perdura toda la vida.
En el caso de la UNMSM se ha mencionado la importancia que tuvo nuestra universidad en su formación, que a nivel literario se expresa en la novela “Conversación en la Catedral” que se desenvuelve en los años de la dictadura del general Manuel Odría (1948/1956), que perseguía a los apristas y comunistas, en un sistema de soplonaje generalizado.
Es más, en su discurso de incorporación como miembro de la Academia Francesa, reconoció el significado de la universidad en su formación política y cultural, destacando la figura del historiador Raúl Porras Barrenechea que con cátedra amena y profunda sobre la Conquista y los diversos cronistas de primera generación, donde concitaba el interés de los jóvenes estudiantes de la facultad de Letras.
Recuerdo que en el 2001, cuando San Marcos, otorgó el “Honoris Causa” al escritor Vargas Llosa, el discurso estuvo a cargo del decano de la Facultad de Letras de ese entonces doctor y amigo Marco Martos. Sería de interés que se reedite dicho discurso donde se exponen las razones y la contribución de nuestro autor. Allí, están las diversas influencias de nuestro autor con escritores y críticos literarios como Estuardo Núñez, Jorge Puccinelli, Carlos Eduardo Zavaleta, entre otros.
Recuerdo la sincera emoción del autor casi al borde de las lágrimas cuando agradecía el otorgamiento del más alto reconocimiento académico que otorga la universidad. Todo fue en la Casona de San Marcos, concretamente en el Salón de Grados en un lleno completo.
Fui testigo de excepción del evento académico y al finalizar el acto para dar paso a los saludos protocolares Vargas Llosa se encontró con sus excamaradas de la “célula Cahuide”, donde realizó su servicio marxista obligatorio recién ingresado a la Facultad de Letras, y capté la alegría, la emoción de volver a ver a Lea Barba, su compañera de estudios e hija de una familia anarcosindicalista, que creo que fue el gran amor de su vida, según sus propias memorias.
En verdad, hay mucho por escribir sobre Mario Vargas Llosa que también es un caso del psicoanálisis, pues con la literatura nuestro Nobel “mata sus demonios internos”. Por ello, es recomendable la obra de un maestro sanmarquino y también egresado del Colegio Militar como Max Silva Tuesta, que se denomina “Psicoanálisis de VARGAS LLOSA”. En verdad, una obra imperdible.