El premier Walter Martos, en su exposición ante el Congreso donde consiguió el voto de confianza por amplia mayoría, dijo que el acceso oportuno a la vacuna contra el virus es un objetivo nacional y para ello el Gobierno apoya la iniciativa de la Universidad Cayetano Heredia y que ha realizado gestiones con diversos gobiernos y los más importantes laboratorios de Alemania, Brasil, China, los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, India, Italia y Japón.
Cuando Martos enumeraba a los países con los que el Perú tiene contactos para salvarnos del virus yo tenía la esperanza de que dijera Rusia, porque, justo horas antes de la exposición del premier, el presidente ruso Vladimir Putin anunciaba que su país registró la primera vacuna contra el nuevo coronavirus que inmuniza por dos años.
Martos no mencionó Rusia y entonces pensé que por lógica elemental el gobierno de Martín Vizcarra había hecho contacto con Cuba, uno de los países más importantes en la investigación en el campo de la medicina, y Martos tampoco mencionó Cuba. Más tarde, Prensa Latina informaba que Rusia podría coordinar la producción en Cuba de su vacuna para noviembre próximo. Hay que seguir esperando.
Es cierto: la vacuna rusa contra el virus aún no está registrada en la Organización Mundial de la Salud (OMS); pero los documentos ya están en camino a esa institución en la cual China tiene una gran influencia.
En la OMS tomaron la noticia la vacuna rusa con cautela y hablaron de una fase 3 que el medicamento no habría cumplido: debe ser probada en miles de ciudadanos. La BBC publicó en su página web las declaraciones del vocero de la entidad de salud, Tarik Jasarevi: “Acelerar los progresos no debe significar poner en compromiso la seguridad”.
Sin embargo, la vacuna Sputnik V, en referencia al satélite con el que la Unión Soviética se puso adelante en la carrera espacial, será aplicada a fines de agosto y los primeros días de setiembre en médicos y profesores voluntarios.
Putin señaló que la vacuna ha sido probada incluso en una de sus hijas. Dijo: “Creo que ella participó en el experimento. Después de la primera inyección su temperatura subió a 38 grados, el día siguiente tenía 37,5 y eso fue todo. Luego de una segunda inyección su temperatura subió ligeramente, y luego regresó a la normalidad”.
Somos un país siempre en cola. No habría problema hacer cola, pero también somos un país donde las cifras de muertos son escalofriantes. El discurso de Martos fue bueno, directo. Ahora hay que esperar que cumpla sus promesas. Tengo la sensación de que no podrá cumplirlas. Espero equivocarme.