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Aprendizaje: concepto y creatividad se renuevan

Quienes aprenden son los cerebros individuales, no las sociedades
Lucas Lavado

Proponer algunas reflexiones respecto del conocimiento de las ciencias y del aprendizaje requiere volver a algunos hitos. Nunca como en estos tiempos se han dedicado a pensar, investigar y promover el aprendizaje con las herramientas científicas y tecnológicas disponibles y la colaboración interdisciplinar al alcance. 

Apenas estamos en un comienzo promisorio pero lleno de atajos y nuevas rutas para las que no existen guiones. La IA Deepseek ya comenzó en las redes enseñando las cuatro operaciones y se puede constatar haciendo un clic en un ordenador sin olvidar que los humanos les enseñaron a pensar. 

Pero es menester precaver. Hay presupuestos equivocados que se pasan por alto sin tomar en cuenta los atajos que impiden la fluidez del mensaje. Para comenzar, el enunciado simple pero potente es: quienes aprenden son los cerebros individuales y no los colectivos ni las sociedades, aunque se persisten en ese relato automáticamente sin reparar en él. Se educan, se forman y se organizan cerebros individuales y es claro que este quehacer se ejercita en interacción con los demás, en colaboración crítica con los pares como el mejor modo de ser persona humana. 

¿Qué se aprende? Se aprende pautas de conducta, valores, conocimientos de todos los órdenes como indica este ejemplo: “A es mayor que B y B mayor que C, por tanto, A es mayor que C” o el enunciado descomunal como E=mc2 que ya no es tan obvio. Y este es la madre del cordero de nuestros males dado que no se aprenden del mismo modo los relatos literarios que la matemática, la física, la química, la sociología y la psicología, porque los contenidos de los conocimientos cambian de escenario y de objeto. 

Veamos. Los ejemplos permiten entender los problemas y por tanto elijamos dos materias que querríamos enseñar y aprender porque para enseñar es menester aprender. 

1. El aprendizaje de la matemática consiste en un proceso simple como la adición, la división y la multiplicación lo que se hace mediante un proceso denominado deducción o inferencia que consiste en pasar de un enunciado o varios enunciados llamados premisas a otro u otros que son deducidas de las anteriores mediante pasos finitos. Es puramente formal, de signos sin contenido referido a todo y a nada. 

2. El aprendizaje de la física, en cambo, tiene que ver con hechos, cosas, procesos físicos y las proposiciones referidas a estos hechos que pueden ser verdaderas o falsas en correspondencia y no depende de reglas formales sino de acontecimientos cuantificables, medibles, contrastables. Por lo que se les denomina ciencias de hechos. El mismísimo Einstein lo afirmaba diferenciándolo de las proposiciones formales. 

Hay muchos relatos sobre cómo “enseñar” y qué aprender sin hacer referencia sobre el qué y el cómo específicamente. Estas generalidades han conducido a método didácticos vacíos que prescinden de las emociones, de los intereses y de las destrezas específicas que sólo será posible con un mapa del cerebro donde radican los mecanismos más sutiles e intrincados de las dendritas y las conexiones neuronales y el mapa de la realidad compleja. Esto con el apoyo no precisamente de la psicología conductista sino de la psicología científica, que incluye procesos que han dado pasos importantes para explicar las vías y estrategias de un aprendizaje más realista al servicio de una formación de nuestros días. 

De lo que se desprende consecuencias aleccionadoras que se repiten décadas como aquel dato de que ocupamos los últimos lugares en las pruebas PISA y pese a su constatación seguimos repitiendo la necesidad de aprendizajes sobre nada en específico. Esto prescindiendo por completo de la matemática, de la estadística, de geometría, de la física y de la química, ni qué decir de la biología, que sí nos llevaría a rendir aquellas pruebas con eficiencia. Iniciamos una nueva época y repente hemos despertado una mañana escuchando el concepto de “algoritmo” y entonces necesitamos algo de historia reciente para saber cómo los psicólogos les enseñaron a pensar a las máquinas. Y para enseñar a las máquinas tenían que saber cómo deducir, asociar, relacionar, diferenciar, comparar para hacer y no solo parlotear.  

El aprendizaje escolar atraviesa un estancamiento del que no es fácil salir culpando a los maestros y olvidando a los burócratas parlanchines de corta y pega premiados con las Palmas Magisteriales. Ni qué decir de funcionarios bien pagados en entidades creadas por gestores e investigadores de la talla de José Matos, Alberto Escobar, Augusto Salazar y otros.

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El análisis y las expresiones vertidas son propias de su autor/a y no necesariamente reflejan el punto de vista de EL PERFIL
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Colaborador de EL PERFIL
Profesor en Filosofía y Ciencias Sociales. Magíster en Docencia Universitaria y Doctor en Ciencias de la Educación. Ha editado más de 400 títulos.