Este artículo es de hace 6 años

Enfrentemos la crisis del empleo y la inmigración

No es cierto que los venezolanos migrantes vienen con su empleo bajo el brazo; no porque haya más gente buscando trabajo hay más empleos, como debiera ser obvio para cualquiera que haya analizado la realidad peruana de las últimas seis décadas.

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Hace unos cuatro años que los efectos del cambio en la situación económica internacional y la mala política económica primero paralizaron la creación de empleos y luego generaron una pérdida de puestos de trabajo. La cuesta abajo se ha agudizado los últimos meses con la masiva inmigración venezolana, por lo que los peruanos tienen menos empleos formales y han perdido salarios e ingresos.

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En efecto, para el segundo trimestre de este año (último dato disponible) el INEI encontró que en Lima había 47 mil personas menos trabajando en empresas y 84 mil trabajadores menos con seguro de EsSalud.

Esto muestra que la realidad del empleo es durísima, en especial si recordamos que cada año 250 mil jóvenes se suman al mercado de trabajo y han entrado 400 mil venezolanos: hay menos empleos y mucha más gente. No es cierto que los venezolanos migrantes vienen con su empleo bajo el brazo; no porque haya más gente buscando trabajo hay más empleos, como debiera ser obvio para cualquiera que haya analizado la realidad peruana de las últimas seis décadas.

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Urge cambiar de política económica y poner el acelerador en la reactivación de la economía con inversión pública y promoción de nuevas actividades y negocios creadores de empleos. La actual política económica prioriza mantener la injusticia tributaria y reducir el déficit fiscal con el objetivo de “sacar buena nota” de los financistas internacionales, absurda y antinacional política que ha sido ratificada por el ministro de Economía, Carlos Oliva, en su reciente presentación del presupuesto 2019 ante el Congreso.

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El ministro confía en una reactivación primario-exportadora y usa en su presentación, cuando los vientos internacionales ya están nuevamente en contra nuestro: el cobre cayó de precio 15 por ciento en mes y medio. Esa política hace que la inversión y el impulso fiscal lleguen a cuentagotas, provocando la caída de empleo e ingresos populares.

Eso no puede seguir así. La prioridad tiene que ser la generación de empleos y eso demanda dar un empujón a la inversión pública para aumentar la demanda interna. Hay que poner en marcha nuevos motores de la economía para lograr un crecimiento del 6 por ciento anual, con el que en el pasado hemos llegado a crear unos 300 mil empleos anuales pero que centrado en sectores intensivos en mano de obra podría lograr aún mejores resultados.

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El análisis y las expresiones vertidas son propias de su autor/a y no necesariamente reflejan el punto de vista de EL PERFIL
Sobre la firma
Lima, 1960. Economista. Exministro de Economía. Ocupó cargos en el Banco Central de Reserva del Perú y en el Banco Mundial. Experto en estudios de pobreza, salud y políticas sociales. Ha sido miembro de la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh) y del Centro de Asesoría Laboral del Perú (Cedal). Fue asesor en el Senado de la República, presidente ejecutivo del Fondo de Cooperación para el Desarrollo Social (Foncodes), presidente del Sistema Metropolitano de Solidaridad (Sisol) y gerente general del Seguro Social de Salud (EsSalud).
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