El demagogo más gordo de la ciudad hace agua por todos lados. Ya no le cree nadie. Estamos entrando a setiembre y el alcalde López Aliaga no puede mostrar una sola obra en la capital, donde cunde la delincuencia y el desorden.
No puede con el peaje y lanza alternativas que son inventos, falsedades, mientras los vecinos de Lima siguen pagando para usar las avenidas dentro de su ciudad.
López Aliaga no puede organizar la Municipalidad. Los trabajadores lo detestan. Hasta ahora no creen cómo pudo llegar a ser alcalde.
No puede cumplir con la promesa de las playas artificiales en los barrios alejados del centro. Ha malogrado la piscina de San Juan de Lurigancho. Dan ganas de lanzarlo ahí.
No vemos una sola moto de las diez mil que ha prometido este señor de incapacidad monumental.
López Aliaga dijo que será recordado como el alcalde de los cerros; pero en los barrios populares lo detestan por inepto. Luis Castañeda hizo escaleras, lanzó el Metropolitano, mejoró los parques zonales; pero López Aliaga no puede ni hacer que funcione siquiera el nuevo tramo del Metropolitano cuyas obras casi se acabaron en la gestión pasada.
Llegó al palacio municipal con la promesa de convertir a Lima en potencia mundial. Demagogia pura. Lima carece de alcalde, carece de un plan mínimo. Es una ciudad sin gobierno.