En medio de tanta turbulencia la educación está pasando desapercibida pese a que se ubica en el fondo de los problemas que aquejan al país. Constituye parte de la cultura que a su vez es uno de los procesos más complejos que impacta en todo el sistema.
Es cuando la educación universitaria juega un rol estratégico mediante su compromiso decisivo con la investigación básica y tecnológica principalmente. En 1970 se contaba con 34 universidades de las cuales solo 11 particulares y 8 de ellas ubicadas en Lima. En 2009 se incrementa a 98 y actualmente suman 143, de las que solo 51 son estatales.
El crecimiento cuantitativo es impresionante con evidente descuido de los componentes académicos que el licenciamiento debe corregir. Las universidades licenciadas apenas pasan el medio centenar. Si se toma en cuenta una variable relevante para medir su calidad, se tendría que elegir la investigación por su importancia estratégica.
La que, a su vez, se refleja mejor en las revistas indexadas que apenas llega a 29 en todo el país, de las cuales 21 en universidades privadas y 8 en públicas. Lo anterior no es sino un aspecto. El licenciamiento que cada universidad debe aprobar es sobre la base de otros indicadores que cubre todos los componentes de la universidad.
En términos generales, las universidades estatales pese a enormes dificultades financieras están respondiendo mejor que las universidades privadas principalmente las asociativas. Una primera aproximación permite sostener que se están reordenando y cobrando sinergia lentamente. Los datos, sin contar Lima, sobre Las universidades Huamanga, San Antonio Abad y San Agustín son alentadores.
Y, las universidades negocio necesitan hacer un esfuerzo mucho mayor para contribuir allí donde el país más requiere. Entre tanto, el Estado debe hacer un esfuerzo presupuestal supremo en favor de las universidades estatales, único camino para evitar el fracaso del desarrollo nacional. Las investigaciones prioritarias actuales se ubican en el ámbito de las humanidades y de las ciencias sociales, con ausencia total en física, en matemática, en biología molecular y en química y consecuentemente en tecnologías. Los investigadores en estos campos existen a pesar del Estado, por pura vocación e interés personal.
Un profesor que requiere incrementar sus ingresos para la subsistencia de su familia ¿después de una labor diaria de más de 8 a 10 horas de clase podrá tener energías para investigar y escribir sus papers y sus artículos para revistas indexadas? ¿Cuántos libros y revistas actualizados les facilitan las universidades que les piden escribir? El licenciamiento es uno de los mecanismos decisivos para garantizar y certificar la calidad de las universidades. Una revisión somera de las investigaciones universitarias, muestran incongruencias entre los manuales con los que se conducen las asignaturas de investigación y de tesis y las investigaciones que se hacen en dichas universidades. Los manuales y las investigaciones van por caminos distintos.
El asunto no acaba allí, hay otras carencias: todo el mundo y las propias autoridades universidades hablan de cambios tecnológicos, pero los manuales que usan y alientan carecen de programas de investigación tecnológica, donde se eluciden los problemas conceptuales y prácticos de los diseños tecnológicos patentables a mediano y largo plazo.