Vizcarra no imaginó ni en su peor pesadilla que, siendo presidente de la república, se iba a enfrentar a tremenda emergencia y nadie puede negar que al inicio lo estaba haciendo bien.
El problema es que se dejó atarantar por su ministra de Economía, que en realidad es una operadora sin antifaz de la Confiep, y otorgó de la plata de todos los peruanos, mediante Reactiva Perú, 60 mil millones de soles no a las pequeñas que dan trabajo a la gente más necesitada, sino a las grandes empresas; y dispuso apenas 5 mil millones de soles para todos los bonos.
Cuando la población exigía un bono más para estar en confinamiento, Vizcarra levantó la cuarenta en medio del aplauso de la prensa tradicional que también recibió millones de Reactiva Perú.
Vizcarra no se quedó ahí, se sacó la careta sin ningún tipo de vergüenza, y se puso la máscara de PPK y designó como jefe de ministros a Pedro Cateriano, quien se ha convertido en un derechista recalcitrante, como un "pitbull" para pelea política.
Cateriano ha empezado muy mal y sigue defendiendo al ministro de Trabajo, Martín Ruggiero, quien tiene gran experiencia sacando cara por empresas que tratan a los trabajadores como ciudadanos de segunda clase y que, además, es amiguísimo del sobrino del premier, tal como lo reveló Cuarto Poder hace cuatro días.
Ruggiero ya empezó con las andadas. Su primera medida es a favor de las empresas que recibieron plata de Reactiva Perú. Le ha dado la facultad de fraccionar pagos como CTS, gratificaciones, vacaciones o asignación familiar; y se vienen más medidas.
Francamente, ni Keiko se hubiera atrevido a llevar a Ruggiero al Gobierno. Los trabajadores del Estado han pedido de manera unánime que cambien a ese ministro, que sean serios en nombrar altos funcionarios. Pero Vizcarra se calla, como se calló que su cuñado contrataba con el Estado cuando las normas se lo impedían.
Lo peor no ha pasado. El colapso del sistema de salud de Arequipa se repetirá en otras regiones. El virus no está controlado y se vienen tiempos duros porque Cateriano va a querer que Tía María vaya como lo quiso en el Gobierno de su amiga Nadine, va a querer que Conga vaya. En Espinar, la población está en las calles peleando contra los policías que defienden a la minera. Ya veremos qué hace Cateriano.
Nadie sabe qué dirá Vizcarra el 28; pero es seguro que Cateriano le está ayudando con su discurso.