El depravado José Felizardo Zoriano Arias, conocido como "el monstruo de Chontalí", quien en abril pasado colgó de una viga a su hija de 13 años (de iniciales K.Y.Z.R.) para ultrajarla, fue detenido ayer nuevamente por la Policía.
El violador había esperado que la madre de sus hijas saliera de su hogar para ingresar a la vivienda por el techo. Luego golpeó, roció con alcohol e intentó quemar viva a su hija, la misma que violó en abril. Afortunadamente, la menor fue salvada de milagro por sus vecinos.
En mayo, Zoriano Arias fue puesto en libertad luego de algunos días en la cárcel gracias a una decisión de 3 jueces de la Sala Descentralizada Mixta y de Apelaciones del Poder Judicial en Jaén, que determinaron que "no había peligro de fuga" pese a que contaba con otras 8 denuncias por abuso sexual a menores.
En ese momento los familiares y vecinos mostraron su indignación y pidieron ayuda por temor a que el sujeto les haga daño.
"Primero le dictan prisión preventiva el 20 de abril, y ahora el 15 de mayo le dan comparecencia restringida a José Felizardo. Para nosotros esto significa una amenaza para la menor, pues se teme a que pueda salir y generar algún tipo de represalia. Por eso estamos pidiendo que nos ayuden hacer justicia y nos apoyen con este caso", dijeron.
El 20 de mayo, el Juzgado de Familia de Jaén dictó una orden de alejamiento y medidas de protección que quedaron en simples formalidades, ya que nadie se preocupó por su cumplimiento y ayer el desenlace pudo ser fatal.
La madre de la menor contó en abril (cuando sucedió el primer episodio lamentable) que se había separado del criminal por violencia familiar y él, en venganza, ingresó en su casa cuando no estaba la mujer y violó a la hija de ambos. Su hermana menor de 6 años, escapó de la vivienda y pidió ayuda. El misógino fue detenido en flagrancia, la Fiscalía entendió que era un peligro para la sociedad y se le dictó prisión preventiva; sin embargo, en el silencio de la cuarentena, lo dejaron salir para matar.
Ahora la Fiscalía y el Poder Judicial tienen la obligación de no permitir que este violador vuelva a salir en libertad.