Hábilmente, el presidente de la República, Martín Vizcarra, en su mensaje a todos los peruanos, ha planteado dos ideas interesantes ante las maniobras de ciertos congresistas que siempre juegan a favor de la corrupción.
El primer planteamiento del presidente es la conminación al Congreso a aprobar, antes de setiembre de este año, un proyecto de ley que impida la postulación a cualquier cargo de elección popular a los que tienen una sentencia condenatoria en primera instancia por delitos con penas mayores de 4 años. Es un avance, pero lo mejor sería en todo tipo de delitos, no lo solo de los que tienen penas mayores de 4 años.
El segundo planteamiento del presidente es llevar a referendo la inmunidad parlamentaria el día en que elijamos al nuevo jefe de Estado, es decir, está pidiendo que nosotros decidamos si los congresistas deben tener inmunidad o no, pero para las elecciones del 2026.
Con razones claras, muchos han señalado que la inmunidad es un escudo que los congresistas corruptos utilizan para escapar de la ley lo más que pueden como lo hizo Edwin Donayre, quien, por fin, está preso por robarle gasolina al Ejército. Sin embargo, los narcotraficantes, los grandes corruptos de cuellos blancos pueden fácilmente neutralizar las investigaciones de buenos congresistas si estos no tienen inmunidad. Los meten presos y ya. Por esto, es, como siempre, saludable un debate alturado y razonable sobre el tema.
Ahora bien, las razones fundamentales por las cuales Vizcarra se enfrenta otra vez al Congreso no son tanto porque está interesado en la lucha contra la corrupción. La defensa de Vizcarra a la llamada reforma política y el anunciado referendo es para que no se siga evidenciado su apoyo a los grandes empresarios y su olvido de la gente pobre en la pandemia.
Vizcarra ha jugado para los ricos permitiendo que los pobres se mueran en sus casas sin ayuda infectados de coronavirus porque no tenían dinero para pagarles a las clínicas buitres.
Vizcarra y su ministra de Economía han entregado, mediante Reactiva Perú, 30 mil millones de soles a las empresas que han despedidos a trabajadores y para la gente, que realmente lo necesita, han destinado en cuatro bonos apenas 5 mil millones de soles. Han levantado la cuarentena para no otorgar un bono universal de mil soles para la gente cuando saben que el virus no está todavía controlado.
Estos hechos son los que quiere tapar Vizcarra enfrentándose con los congresistas de hoy que son tan diferentes a los parlamentarios que él disolvió constitucionalmente.