Estados Unidos, después de producir decenas filmes donde la marihuana jugaba el rol de niño malo y socialmente destructivo, ha descubierto, a través de sus popes de Wall Street, que el cannabis es el nuevo oro verde a explotar.
Y si algo produce dinero, en este templo del dólar, deja de ser malo o peligroso y se convierte en un suculento alimentador de sueños que es precisamente lo que la marihuana hace.
Las empresas especializadas en el tema han despertado la euforia de los inversores (¿estarían fumados?) que parecen haber decidido especular con las múltiples virtudes que se le atribuyen a este producto del reino vegetal.
El actual entusiasmo tiene sus detractores que piensan que el cannabis corre el peligro de tener una caída estrepitosa en los mercados.
Algunos periódicos especializados han titulado: «El oro se ha vuelto verde». La joven empresa canadiense «Tilray», que se inició en el 2013, especializándose en la utilización médica del canabis, vio subir sus acciones en un 93% en la jornada del 19 de septiembre de este año.
Finalmente, luego de una caída relativamente leve, esta empresa terminó multiplicando por trece el valor que tenía en el mes de julio.
Sus propietarios son los primeros empresarios en volverse millonarios gracias a la marihuana. Un habitué de Wall Street dijo «Esta visto que aún hay espacio para las especulaciones desenfrenadas».
Y el PDG de Tilray fue más allá y sugirió que las empresas que distribuyen alcohol para beber deberían entrar en el sector del cannabis.
Juntos serían, simbólicamente, algo así como un oasis de relajación en Wall Street o un buen punto de partida para invertir en la evasión de la realidad.
Y este último punto, recuérdenlo, podría ser un poderoso estímulo para los negocios pues consumir cannabis y alcohol, en un mundo que marcha hacia una automatización que generaría desempleo y un exceso de tiempo libre, se convertiría en una atractiva y peligrosa opción. En suma, la aceptación social de la marihuana terapéutica podría abrirle camino a la marihuana recreativa o de evasión.
La aceptación de Tilray en Wall Street tiene que ver con la autorización otorgada por el gobierno de los Estados Unidos para importar cannabis destinado a uso terapéutico. Un dilema más se abre con esta información: la misma podría afectar a la industria farmacéutica y no sería raro que accionistas de esta industria se pasaran a la industria de la marihuana terapéutica.