Los hechos dolorosos sembrados de muertos, las deudas pendientes, las promesas incumplidas y el desdén por los que menos tienen en pleno siglo XXI, adquieren un sentido que hiere la inteligencia. ¿Son malos peruanos los que luchan por una vida digna y la reivindicación de su libertad de elegir?
El psicólogo Daniel Goleman lo ha descrito marcando distancia de los que “construyen realidades sociales” y los constructivistas de toda laya. De los que propagan machaconamente marcos mentales que hacen creer que lo que ocurre fuera de ellos no existe porque les perturba. Dice el psicólogo que existen puntos ciegos en la percepción del que ve con aumento lo que agrada y minimiza lo que es verdad porque es dolorosa o es desagradable. Una prensa libre en una sociedad democrática juega un papel decisivo en una visión realista y objetiva. ¿Una prensa concentrada puede serlo?
La represión violenta y la amenaza han sido una herramienta eficaz en muchos momentos. Y las mentiras. Hay que entender que ya hemos remontado la cuarta parte de siglo XXI. Ahora mismo es aún difícil explicarles a los fanáticos por qué razones difundían que China era país atrasado. Basta leer los diarios para enterarnos que los informáticos punteros del mundo tecnológico quieren llegar a China antes que a Silicon Valley.
El puntilloso libro reciente de Noam Chomsky (¿Por qué Ucrania?) es otro ejemplo de cómo y por qué el presidente Joe Biden ha convertido a la OTAN en armar militar. Estas verdades simples llevan a entender por qué se pretende distorsionar y deformar el sentido de las movilizaciones del sur peruano para deslegitimarlas y mostrarlas como grupos violentistas.
Hay preguntas autocomplacientes y hasta bobas: ¿cuánto tiempo puede durar el paro y las movilizaciones? Como quien clama por la respuesta complaciente. En lugar de apuntalar las respuestas firmes, coherentes y ciertas. ¿Todos buscan soluciones justas a los reclamos largamente desatendidos y olvidados? Hoy tenemos un Congreso a quien le interesa la mensualidad y los intereses de la derecha y por esto disimula, calla y escabulle.
Volver la mirada a la realidad
Ahora, más que nunca, hace falta la mirada a los hechos. Allí están para quien quiere ver, oír y sentir directamente. Los agoreros y pronosticadores hablan de los datos. Los datos no son los hechos sino lo que se dice y escribe acerca de los hechos que muchas veces son inventados. Como cuando un medio dice de una multitudinaria protestan son “doscientos, poco más o menos”.
Es un hecho inocultable que existe el gobierno “cívico congresal” que de cívico no tiene nada. Las declaraciones del primer ministro, integrante del partido de Humala, muestran abierta discrepancia de la presidenta Boluarte trazando un panorama que indica un cerco inocultable que a nadie engaña. La presidenta tiene poca o ninguna capacidad de decisión e influencia en asuntos estratégicos frente a las elecciones, las finanzas, la seguridad nacional y la economía. Pide perdón con demora tras una perorata larga.
Los parlamentarios siguen distrayendo su tiempo en alargar su permanencia y buscar apoyos políticos-legales y del Tribunal Constitucional y otros organismos, como se notician, alargando mediante tretas la manera de quedarse hasta 2026.
La noticia de los muertos y heridos, que han dado la vuelta al mundo varias veces, son hechos inocultables, cuyos culpables se “están investigando”.
Las vías de solución
Las soluciones inclusive solo los buenos intentos exigen, en primer lugar, la identificación de los problemas, la tipificación de componentes específicos y la propuesta de medidas concretas en plazo determinado. Esto requiere funcionarios competentes y políticos solventes.
Alterar la realidad para ocultarla, ya sea por ignorancia o por razones subalternas, ha sido un vicio tradicional de la política peruana. Maquillar las cifras para el informe a los organismos financieros y la opinión pública ha conducido a que cada día se constata que no hay funcionarios competentes para conducir los proyectos financiados licitados, paralizados y finalmente nunca concluidos.
La inconformidad, la protesta justa y pérdida de confianza en los gobernantes y sus promotores son provocados por los “malos peruanos” que no quieren el desarrollo del país. Si continuamos ciegos para no ver, sordo para no oír y con carencia total de sensibilidad para asumir la realidad de profundas desigualdades tenemos poco margen en el futuro que nos espera.
Los problemas pendientes
Una referencia decisiva constituye las regiones que ya no son las del siglo XX. Ni los protagonistas son los mismos. Y no basta decir que el Perú ya no es el mismo. Es notorio el papel que juegan algunas universidades estatales actuales, pese al magro presupuesto; la capacidad de análisis de sus cuadros intelectuales, con responsabilidad intelectual y ética el rol de crítica constructiva que les corresponde. El panorama económico y social atravesado por desigualdades profundas, desatendidas por el centralismo, lastradas en las zonas urbanas marginales que crecen de agua potable, desagüe y luz. La salud desatendida por la falta hospitales, centros de salud y personal calificado para satisfacer el clamor popular. La desigual distribución de la riqueza, la falta de empleo, la discriminación y la ausencia de verdadera promoción de la cultura, muestra un cuadro que escapa a cualquier propuesta populista de plazo corto y electorero que ahora, más que antes, las comunidades y sobre todo los jóvenes entienden.
Un cuadro complejo requiere diálogo y acción concertada.
a. Encarar el cambio climático, agravado por la minería ilegal, la tala de los bosques, la destrucción de la biodiversidad y la contaminación irreversible.
b. Las obras paralizadas por sobornos, coimas y malos manejos que han demandado gastos cuantiosos requieren correcciones urgentes en los hechos.
c. Reorientar el sistema de justicia y sus diferentes órganos de decisión carentes de estabilidad por el predominio de cuotas de poder que impiden una administración de justicia premunida de ejemplaridad.
d. Promover un presupuesto bien administrado para la implementación de hospitales, escuelas e infinidad de obras inconclusas y deficientes.
e. Modificar el deficitario presupuesto universitario para incrementar el desarrollo científico y tecnológico en salud, vivienda, construcción y cultura.
f. Movilización cívica y cultural de los jóvenes para comprometerse y participar en su comunidad en labores diarias que impliquen creatividad.
g. Cambios en del sistema partidos, la conformación de sus cuadros políticos, asesores y técnicos lejos requieren renovación profunda.