Al decir que "nadie se salvará" y que todos estaremos infectados, el presidente Martín Vizcarra pareció ser el autor las palabras escritas con tétricos caracteres negros en el dintel de una de las puertas del infierno, en la cruel escena de la Divina Comedia de Dante: "Los que entráis aquí, abandonad toda esperanza"; porque ya ni siquiera ha dejado en pie la ilusión de mantenernos fuera de peligro, y todos estamos condenados a padecer el castigo del demoledor virus.
Como en dicha escena de Dante, el Perú de estos días ha devenido en el infierno donde moran los eternos despreciados por la misericordia y la justicia. Lo testimonia el doliente pueblo de Arequipa en estos días, de Loreto, Piura, Lambayeque y Áncash hace unas semanas, de los conos de Lima, y los rincones olvidados del territorio nacional donde el virus hace estragos implacablemente, y ha convertido en apocalíptico el mes de la patria, con cerca de 400 mil infectados y más de 40 mil muertos, cifra ésta que nadie ha rebatido oficialmente.
Como a criterio del presidente "nadie se salvará", es de interpretarse entonces que el cambio de Gabinete ministerial lo ha efectuado con el exclusivo propósito de salvar la economía, con criterio notoriamente privatista y empresarial, porque la salud de la gente ya no interesa. Por eso ha colocado de premier a Pedro Cateriano, surgido en las filas del Movimiento Libertad, la alianza derechista que en los 90 planteó abiertamente la política el shock económico, y que luego se encargaría de aplicar Alberto Fujimori, con los tanques y cañones circulando por las calles de Lima.
En esta visión proempresarial el presidente ha descartado también volver a la cuarentena (ni siquiera focalizada), pase lo que pase. Por el contrario, "la prioridad es destrabar inversiones (…). El Estado no puede seguir repartiendo bonos", ha declarado Cateriano, como si las empresas no se hubiesen beneficiado con más 30 mil millones de soles en las últimas semanas y los bonos repartidos con mezquindad a humildes pobladores en extrema pobreza a solo 5 mil millones. Es el mismo premier que en la época de Humala calificó de "delincuentes" a los protestantes contra el Proyecto de Tía María.
Por otra parte, con la designación de Cateriano, y dado el perfil y trayectoria de éste, Vizcarra también ha trazado una clara estrategia electoral para defender el modelo económico extractivista al 2021, captando el voto democrático antifujimorista y antiaprista para endosarlo a las opciones cercanas a ellos, como Guzmán, Del Solar, Forsyth, o un general conocido por jactarse de esperar a sus rivales "parao y sin polo", pero que al día siguiente se desdice mañosamente de lo que en la noche anterior exigía con aparatosa belicosidad.
Tal estrategia ha sido percibida de inmediato por Keiko Fujimori, quien ha tratado de neutralizarla, respondiendo que "no debemos detenernos en diferencias políticas". Consciente de que el voto antifjumorista ha sido determinante en los últimos 20 años, y con la experiencia política de dos derrotas electorales consecutivas, así como un año de prisión, quiere empezar el año de los comicios evitando pelearse con ese valioso sector electoral. Soñar no cuesta nada, dice el ingenio popular.
De modo que, como "nadie se salvará", y la gente ha sido volcada a las calles a buscarse el pan nuestro de cada día, y los pocos derechos laborales que aún quedan seguirán siendo recortados, porque "hay que destrabar la economía", en perspectiva de mantener incólume el modelo mercantil y de extracción, no esperen que la heroica resistencia de la población sea solo sanitaria; no hay infierno que dure cien años (200 para ser más precisos) ni cuerpo que lo resista. A despecho de lo afirmado por el presidente, la historia registra que, de las noches negras y sombrías como la que vivimos, suelen surgir nuevas auroras de solidaridad y esperanza para los pueblos, donde la vida y la salud sí es lo más importante.