El sacerdote Juan Carlos Rivva Lamas, párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Reconciliación en La Molina, se convirtió en el centro de la indignación pública tras utilizar su homilía dominical para defender al Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) y atacar la memoria del papa Francisco, responsable de la histórica disolución de la secta ultraconservadora.
Insinuando que la supresión del SVC fue producto de una motivación personal y no consecuencia de años de investigaciones, testimonios y denuncias públicas de víctimas que sufrieron vejaciones, manipulación y violencia bajo el mando de Luis Fernando Figari y su cúpula, el sacerdote dijo que “era inevitable pensar que si el papa hubiera fallecido una semana antes, el Sodalicio probablemente no habría sido aún disuelto”.
En su discurso, revestido de retórica religiosa, Rivva Lamas también dijo que “el papa Francisco hizo lo que pudo a partir de la formación y las convicciones que tenía” y pidió a Dios “que tenga misericordia de su alma, porque él, como todos nosotros, va a tener que rendir cuentas de sus acciones y de sus decisiones ante el Señor”.
En la misma ceremonia, Rivva Lamas instó a los fieles a orar por la Iglesia y a evitar “la papolatría”, destacando que la institución eclesiástica cuenta con instancias de gobierno y que el futuro dependerá del rumbo que marque el próximo pontífice.
En las últimas horas, el vocero de las víctimas del Sodalicio, José Enrique Escardó Rivva, denunció que el sacerdote Rivva estaría solicitando a los fieles firmar una petición dirigida al Arzobispado de Lima, encabezado por el cardenal Carlos Castillo, con el fin de que él y los demás sacerdotes vinculados al Sodalicio permanezcan en la parroquia de Camacho, ignorando el mandato del Vaticano y el clamor de las víctimas por una reparación genuina y el fin de la protección a los responsables de los abusos.
Testimonio contra Rivva Lamas
El cura Juan Carlos Rivva Lamas también enfrenta acusaciones de abuso psicológico. En un artículo publicado en el diario español Religión Digital, el exsodálite Carlos Díaz relató que, cuando era un adolescente de 16 años vinculado al Movimiento de Vida Cristiana (MVC), fue manipulado espiritualmente por el actual párroco de la parroquia Nuestra Señora de la Reconciliación.
De acuerdo al testimonio, Rivva Lamas minó su relación familiar, lo sometió a pruebas psicológicas sin consentimiento parental realizadas por personas no capacitadas, y lo convenció de que padecía bipolaridad basándose en un diagnóstico falso.
Además, el denunciante dijo que desde el Sodalicio utilizaron ese supuesto diagnóstico para controlarlo mediante amenazas espirituales, asegurándole que solo la “vida de conversión” que proponía el movimiento evitaría su deterioro mental.
Díaz también relató el adoctrinamiento ideológico que sufrió, las consecuencias psicológicas y espirituales que arrastra hasta hoy, y cómo su relación amorosa con Sandra, ahora su esposa, fue rechazada y descalificada por las autoridades del movimiento.
Disolución del Sodalicio
El Sodalicio de Vida Cristiana, fundado en el Perú en 1971 por el abusador Luis Fernando Figari, fue disuelto por el papa Francisco tras una investigación que documentó graves abusos sexuales, psicológicos y de poder cometidos por miembros de la cúpula de la organización a lo largo de varias décadas.
El escándalo, que involucró a decenas de víctimas, salió a la luz gracias a investigaciones periodísticas y testimonios recogidos en el libro Mitad monjes, mitad soldados, de los periodistas Paola Ugaz y Pedro Salinas. La publicación fue clave para que el Vaticano comprobara la existencia de un sistema sectario y abusivo desde sus orígenes.
La decisión papal incluyó también la entrega de los bienes del Sodalicio para la reparación de las víctimas y la supresión de todas las ramas fundadas por Figari, entre ellas la Fraternidad Mariana de la Reconciliación y el Movimiento de Vida Cristiana.