El filósofo y escritor Luis Alba Rico siempre materializa aportes que sorprenden e incitan a pensar y como pensar, en este y en todos los tiempos, es tarea humana por excelencia, me permitiré citar algunas respuestas de Alba Rico a su entrevistadora. Recuerda el filósofo a Kafka cuando éste afirma que el capitalismo "es un estado del mundo y un estado del alma"– y agrega "es el de que la calidad de vida es directamente proporcional a la cantidad de mercancías que atraviesan, a toda velocidad, nuestras almas. El capitalismo es una civilización abstracta y bulímica que se sostiene sobre la insatisfacción, pero cuyos excesos son estrictamente necesarios y, por lo tanto, incompatibles con los "lujos"; es decir, con los placeres económicamente irrelevantes o no funcionales." "Vivimos en el reino de lo siempre insuficiente"
Más adelante a una pregunta de la entrevistadora sobre el "mercado laboral, responde:
"Mercado" era el lugar físico donde los cuerpos individuales se intercambiaban valores de uso concretos. Bajo el capitalismo ya no es un "lugar" sino una "lógica": la de la transformación de todos los cuerpos y todos los objetos en "mercancías", y eso incluye la tierra, el agua, el fuego, el aire… y los seres humanos. El llamado "mercado laboral", que agota en su seno toda la antropología capitalista, exige la adaptación de los cuerpos y mentes humanas a las necesidades cambiantes del Mercado; es decir, a la producción ampliada de riqueza abstracta. No está claro que una criatura con dos brazos y dos piernas, un cerebro finito, con ganas de amar y ser madre (o padre), mortal y soñadora, sea el instrumento más eficaz para ese propósito. Por lo tanto hay que transformarla. El único "hombre nuevo" que ha producido la Historia lo ha producido el capitalismo.
Y una última pregunta con una respuesta diáfana. "¿Quién decide sobre la vida y la muerte de los seres humanos?" "Decide el poder soberano, que es tanto más soberano en la medida en que afecta a más gente y desde más lejos. En este mundo, los humanos individuales vivimos más o menos tiempo según el lugar donde nacemos; y ese lugar no es la convergencia de los esfuerzos existenciales que allí se aplican sino el resultado de una decisión tomada en una habitación cerrada a miles de kilómetros de distancia."