Lo que queda claro hasta ahora es que a Víctor Santisteban Yacsavilca le dispararon a corta distancia en la cabeza y murió en el Hospital de Emergencias Grau. Este asesinato indigna a millones de peruanos y hace crecer la protesta en diversos puntos del país, que vive un momento constituyente entrampado entre políticos que quieren atornillarse en el poder.
Las marchas han continuado pese a las presuposiciones y prejuicios en contra, coadyuvadas por la arremetida de la violencia policial que gasea sin parar. Mientras tanto el adelanto de elecciones está entrampado entre la Escila de la incapacidad del gobierno y la Caribdis de los arreglos parlamentarios.
Así está funcionando “el laboratorio político” en palabras de su integrante más delirante quien solo espera que “estas personas se van a agotar en algún momento”.
El cuadro macabro puede cambia en un rapto dudoso de razonabilidad.
Los países vecinos
Hasta ahora no se sabe qué factores provocan que la cancillería exagere su tradicional cautela sin darle prioridad y claridad a las relaciones del Perú con los países con los que hemos actuado siempre cuidando normas de convivencia internacional. México, Colombia, Chile, Argentina, Bolivia son nuestros vecinos con los que hemos mantenido una relación de colaboración estrecha y cooperante.
El exembajador Hugo de Zela pontifica que “los países aludidos no están entendiendo lo que está haciendo el país”.
Chile es ejemplo de “inexperiencia e inmadurez” y palabras en un estilo muy suyo. Si somos impasibles al desorden de nuestras relaciones internacionales es porque algo estamos perdiendo en la conducción de nuestra política exterior.
Los partidos
Extrañados de los electores están perdidos en la soledad inexorable. Carecen de ideas, pautas, reglas y capacidad de liderazgo y organización que los ubique en el tiempo. ¿Qué les ha conducido a esta indigencia intelectual y pereza para entregarse a la causa social que es su rol?
Hay varias hipótesis: primera, la supuesta debacle de las ideologías, segunda, la carencia de una ética política encaminada al bien común y la corrupción, tercera, la desnaturalización de la política mezclándola con los negocios y corrompiéndola.
Esquemáticamente: Acción Popular en el pasado, enfrentados entre provincianos y limeños hoy viven un desorden anómico. Fuerza Popular hoy sacándole provecho a Boluarte y esperando urdir nuevas tramas para seguir enrareciendo la política. El Partido Popular Cristiano casi ni existe. Las izquierdas están en nada puesto que carecen de iniciativa y de criterios para discernir sobre qué bases y cómo organizar orden y una postura política. El partido del señor Acuña es imprevisible, digitado por su dueño acorde a sus intereses. Y así.
Quedan algunas esperanzas. Escuchar la voz de las regiones, oír con atención a los estudiantes universitarios que constituyen la reserva moral del país, recabar la propuesta de los intelectuales y profesionales hasta hoy reticentes.
Los cambios versus la ceguera
Es una oportunidad para hacer algunos apuntes acerca de cambios que empujan desde el fondo de nuestra sociedad facturada, desgarrada por siglos cuyas grietas comienzan a sonar antes de retumbar por la furia inevitable. Un proceso complejo que se expresa desde la confusión y el desorden en todos los ámbitos de la vida. Tomados con pinzas por la brevedad del tiempo se puede decir algo más.
Saltan a la vista envejecidos comparativistas que leyendo lo que pasó en los libretos descosidos dicen que este es diferente a los cuatro suyos que fue más grande. Las nuevas realidades, las rupturas y convergencias son las que mueven siglo XXI. Los hombres de los nuevos sistemas sociales son más resilientes al sufrimiento. El sistema económico del mundo globalizado incluye actores que tienen más poder que el Estado. El sistema cultural hace ciencia y tecnología en contacto con el mundo. El sistema biológico y económico está en crisis. El siglo XX pasó.
Reclaman, despotrican y se deshacen preguntado dónde están los líderes y por qué no se muestran. Quieren verlos “dando la cara”. Verlos apresados, enmarrocados, demolidos a patadas y humillados frente a cámaras. La plasticidad cerebral no está a la vista, las nuevas conexiones neuronales tampoco, son los actores para quienes están informados. La historia enseña a los que quieren sacar lecciones elementales que los dueños del dinero parecen no saber o no quieren: la inteligencia no es igual a la escolaridad. Saturnino Huilca el legendario dirigente cusqueño no fue a la escuela, era un dirigente sabio.
La realidad cambiante no está en el calendario, ni en la mensualidad contabilizada en la planilla. ¿Elemental? “Sobre quienes se bañan en los mismos ríos fluyen aguas distintas y otras distintas”. Hace miles de años, otra vez Heráclito: “El pueblo debe combatir más por la ley que por los muros de la ciudad”. El cambio es indetenible, los cuatro suyos fue otra realidad. Esta realidad provoca la emergencia de novedades que se expresan en otros actores, otros intereses, otros conflictos y ojalá que otros líderes.
La congresista Sigrid Bazán está atrapada en sus propias palabras y en las redes, asustada sin saber cómo salir. Necesita conocer esas redes y sus principios, su fugacidad y su efectividad en el tiempo, desesperada por “explicar” se presta nuevamente a que la trituren “acuciosos” periodistas.
El maremágnum y la fugacidad de las redes provocará que pronto será olvidada o peor, denostada. Vivimos inmersos en un mundo protagonizado por relatadores, gobernantes, ejecutivos, administradores, políticos y periodistas metidos en las redes. Solo la desapasionada autocrítica puede ayudarnos.