
RelatoDesiré
"Diógenes taxeaba y Desiré continuaba con su negocio callejero. Todo lo que ella ganaba, era para enviarlo a su país. “Mi familia pasa hambre allá, mi vida”, decía".

"Diógenes taxeaba y Desiré continuaba con su negocio callejero. Todo lo que ella ganaba, era para enviarlo a su país. “Mi familia pasa hambre allá, mi vida”, decía".
"Cangallo era entonces una provincia remota perdida en el mapa hasta que, en el distrito de Chuschi, tal como lo confirmó el investigador Gustavo Gorriti, la madrugada del 17 de mayo de 1980, cinco encapuchados entraron a la Oficina de Registro Electoral, amarraron al registrador, quemaron el libro del registro y las ánforas preparadas para las elecciones generales que se iban a realizar al día siguiente. Desde entonces, todo sería distinto en este país de infortunios."

"Es sábado y con aquella frase ya tiene seis que se refieren a la mandarina. Mañana domingo, también a las 6:30 de la mañana, tendrá que escribir la frase número siete y luego pasará a otra fruta".

Su muerte en una pelea infartó al dueño porque no podía creer que se lo había comido en un estofado.

"Las borracheras tras los partidos de fútbol a Pitín le trajeron consecuencias nefastas. Una noche se pasó de copas y así se subió a su moto para regresar a casa. Envalentonado por el alcohol, aceleró al máximo y no pudo controlar la máquina cuando un perro se le cruzó por delante".

Los padres conversaban sentados a la sombra de un árbol, y los chiquillos jugaban revolcándose en el césped. No los reconoció de inmediato, porque estaban más flacos y maduros, avejentados prematuramente, maltratados por la vida y quizá por los remordimientos.

Lo dejaron a su suerte en una carretera remota por matar a varios cuyes.

Rufino le pidió al taxista que acelerase, pero este se asustó al ver las armas y más bien frenó. Rufino se abrazó al maletín del dinero, defendiéndolo aun a riesgo de perder la vida. Unos disparos lo ensordecieron y la vista se le nubló.