Es alentador que Lucas Lavado haya lanzado un nuevo libro sobre temas de investigación en un país cuyos gobernantes están preocupados más en lograr impunidad que fomentar el trabajo académico y científico. Es también una audacia necesaria porque es urgente que se discutan, de manera seria, los problemas fundamentales en el Perú y para esto es necesario estudiar, investigar para encontrar alternativas de solución.
El ensayista Víctor Hurtado Oviedo plantea que, “para no ser fantasiosas, toda filosofía y toda ciencia social deben vincularse con alguna ciencia de la naturaleza: la física, la química, la biología o la psicología científicamente informada”.
En esta línea de la filosofía realista va Lucas Lavado, quien no deja de aprender y sigue los pasos de sus admirados: los argentinos Mario Bunge y Ernesto Garzón Valdés y los españoles Jesús Mosterín, Miguel Ángel Quintanilla, Manuel Atienza.
Las ganas de aprender de Lucas Lavado empezaron a notarse en una remota estancia rural huanuqueña cuando apenas iniciaba sus primeras lecturas. En aquel tiempo, su padre, un hombre de principios sólidos, laborioso y emprendedor, quería que su hijo estudiara en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Tuvo que dejar Huánuco. Ya en Lima, Lucas Lavado, en casa de una tía a quien amaba como a una madre, sabía que no tenía otra opción que ingresar a San Marcos. Estudiaba con dedicación y esmero, como muchos emigrados de provincias para lograr su objetivo. Concluyó la secundaria en el anexo del histórico colegio Nuestra Señora de Guadalupe con buenas notas y estuvo listo para ingresar a la universidad.
En San Marcos, estudió en compañía de destacados coetáneos en medio de una efervescencia política y social. Estuvo siempre atento a las clases, a las conferencias y debates académicos y políticos de la época. Eran los años del rectorado de Luis Alberto Sánchez y la consolidación de los movimientos de izquierda.
Disfrutó de la época dorada de la docencia de los maestros que le han dado prestigio a la Facultad de Letras: Augusto Salazar Bondy, Luis Felipe Alarco, José Antonio Ruso Delgado, Emilio Barrantes Revoredo, Carlos Araníbar Zerpa, José Matos Mar, Armando Zubizarreta, Augusto Tamayo Vargas, Alberto Tauro del Pino, Alberto Escobar, Francisco Bendezú, John Murra y muchos otros.
Siguiendo los pasos de sus maestros se convirtió en profesor universitario. Enseñó en varias universidades. Profundizó con sus estudiantes en temas como epistemología, filosofía del derecho e investigación científica y tecnológica.
Lucas Lavado trabaja sin sosiego en promover y difundir la filosofía procientífica. Ha organizado y diseñado seminarios y cursos en el Perú con Bunge, Mosterín, Quintanilla, Atienza, Antonio Martino y, sobre la base las conferencias, ha editado libros que se leen en varias partes del mundo.
Es autor de los libros Iniciación en la investigación (2002), Los roles de la filosofía (2008), Epistemología (2009), Metodología de la investigación en ciencia y tecnología (2010), Métodos de investigación en ciencias sociales: cinco propuestas (2018), Epistemología e investigación (2020), Educación y aprendizaje: una plataforma epistémica (2021) y acaba de publicar Investigación un enfoque epistemológico con el auspicio de la prestigiosa editorial Griley.
Se trata de un libro que contiene en cinco capítulos pautas para orientar la investigación académica y ofrece información útil y actual sobre las contribuciones de la ciencia, la búsqueda de la verdad y la eficiencia, el proceso creativo de la investigación y el planteamiento de algunos problemas fundamentales.
Estar actualizado es la fórmula de Lucas Lavado y está atento sobre el desarrollo de temas como el deterioro del medio ambiente, las enormes desigualdades sociales, la brecha digital y la búsqueda de nuevas alternativas.
Lucas Lavado es también un luchador contra la corrupción. Siempre en base a razones y pruebas como armas decisivas, ha peleado con rapiñas de todos los colores y por esto su amigo Mario Bunge, en la página 331 de su libro Memorias. Entre dos mundos, señala:
“También me otorgaron títulos honoríficos las universidades Cayetano Heredia, San Agustín de Arequipa y Mayor de San Marcos. Pero mi mayor satisfacción fue conversar con mis viejos amigos Paco Miró Quesada y David Sobrevilla, y ganar a un nuevo amigo, el inca Lucas Lavado Mallqui. Lucas, iniciador de la editorial de la Garcilaso, se jugó dos veces su carrera, denunciando ante los tribunales la corrupción de dos rectores de su universidad”.
Lucas Lavado pelea y estudia. Publica libros porque sabe que los libros son herramientas para ayudar al fortalecimiento de la democracia. Su último libro ayuda al proceso de la investigación, señala las rutas para cumplir con el proceso a fin de llegar a conclusiones adecuadas. Enseña, por ejemplo, que la investigación empieza cuando alguien comienza a plantearse preguntas.
“Las preguntas no surgen del vacío, sino de datos y antecedentes. Quien pregunta es porque ha comenzado a pensar a partir del análisis de la información disponible y esta no se encuentra en los libros de metodología, sino, al contrario, en libros cuyos títulos no se relacionan directamente con los métodos, pero sí con los contenidos científicos y hallazgos que aportan sus autores”, señala Lucas Lavado en la página 124 de su último libro.
Este libro de 142 páginas, con un diseño adecuado y un formato amigable, es un aporte fundamental al mundo de la investigación científica y servirá al investigador novel a comenzar con paso firme su propósito de encontrar un nuevo conocimiento sobre un problema fundamental de la sociedad.